martes, 11 de septiembre de 2018

Criando hijos excepcionales (parte 1)


La meta del trabajo más increíble del mundo es el criar adultos de carácter. 

Tus hijos, un día, deben vivir independiente de ti. Y aunque pensar en ello pueda causarnos un poco de dolor, la realidad es que los padres maduros con gusto lo sufren porque saben los beneficios que recibirán de su inversión. 

La pregunta que nos hacemos es ¿Quién es el responsable de la madurez de nuestros hijos? ¿Es la culpa de los padres cuando un adulto tiene falta de carácter? La respuesta es si y no. 

El criar hijos se hace en una línea continua que va avanzando desde el control a la influencia. Comenzamos completamente responsables de nuestros hijos pero acabamos el trabajo cuando nuestros hijos se hacen completamente responsables de sus propias vidas. Este cambio es continuo, comienza desde el primer día, se intensifica en la adolescencia y debe acabar entre los 20 y 25 años de edad. 

Cada uno tenemos nuestro papel que cumplir. Los padres proveemos seguridad, amor y experiencias que impulsan la madurez y los hijos responden a estas experiencias, toman riesgos, cometen errores y aprenden lecciones. 



Si la meta nos queda clara: Criar adultos de carácter, entonces todas las estrategias que adoptamos como padres van enfocadas en alcanzar esa meta. 

¿Qué se necesita para lograrlo? Primeramente tenemos que trabajar en construir una plataforma, un cimiento, para construir la casa del carácter sobre ella. ¿Qué requiere el cimiento? 

  • Requiere de dos aspectos permanentes: Desarrollo e interiorizar. Desarrollar es entrenamiento a través de las experiencias y la práctica e interiorizar es tomar esas experiencias y hacerlas una parte integra de tu personalidad. Enseñar--- la transferencia de información,  por si sólo no es suficiente para el desarrollo. No es suficiente sólo entender, hay que tener mucha práctica para ir adquiriendo la experiencia necesaria para vivirlo enfrentando la realidad, adaptándose a ella y sufriendo las consecuencias de ignorarla. Nuestros hijos deben estar activamente involucrados en el desarrollo de su propia madurez.
  • Los ingredientes claves son la GRACIA y la VERDAD. Estas deben de existir de manera equilibrada todo el tiempo en el proceso de desarrollo.  LA GRACIA es la que dirige el favor, la bondad, el cariño. El perdón, la compasión, la comprensión, la provisión, el amor y el apoyo. La CERDAD es el estado de ser fiable y confiable: Estándares, expectativas, moralidad, evaluación, juicio, confrontación, disciplina, límites, honestidad, integridad, y estructura.

    Estos dos son igualmente importantes, pero a veces nuestra tendencia es desequilibrar poniendo mayor énfasis en un lado sobre el otro. Para producir el desarrollo adecuado de carácter, necesitamos asegurar que los dos lados trabajen de la mano de manera balanceada, siempre presentes los dos lados. Amar a los hijos y a la vez establecer
      límites y estructura. Amorosos, pero firmes, bondadosos, pero requerir que el hijo asume su responsabilidad. La GRACIA establece y mantiene la relación y la VERDAD establece la dirección necesaria para el crecimiento y la estructura para la conducta. La GRACIA le comunica al hijo/a que es amado o amada y la VERDAD les guía hacia dónde debe ir y en qué se debe convertir. 
  • Por último, el TIEMPO es el ingrediente que riega el cimiento. No solamente tiempo de calidad, sino mucho tiempo de calidad.
    ¿Por qué? Porque nuestros hijos son organismos vivos que crecen continuamente, pasemos tiempo con ellos o no. No podemos guardarlos en el closet para que nos esperen mientras estamos distraídos con otra cosa. Debemos asegurar que crezca en la dirección correcta. Otra razón es porque los hijos internizan de afuera hacia adentro, absorben de las personas con las que conviven y de las experiencias que viven. Asegurar que absorban de ti y de aquellos que has determinado como influencia en su vida, es de suma importancia, es en el ámbito de la relación que el desarrollo se da con naturalidad. Toma tiempo conocer las necesidades, las debilidades, las vulnerabilidades, los dolores, la tristeza, el enojo, las fortalezas, los errores, los talentos, sus opiniones, su asertividad, su honestidad y aun su sexualidad, esto no se puede comprender sin el ingrediente del tiempo y estas son las cosas que marcan la pauta para darnos cuenta en donde debemos enfocar el desarrollo del carácter. 


Juntos vamos a aprender. Nadie esta en este trabajo solo. La crianza de los hijos se hace en comunidad. En Highland reconocemos el privilegio que nos has otorgado de influenciar en la vida de tus hijos y caminar este trayecto contigo. 

Gracia + Verdad + Tiempo = Carácter

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